LA IRA
"Mi carácter impulsivo me hacía estallar en cólera a la
menor provocación. La mayor parte de las veces, después de uno de estos
incidentes, me sentía avergonzado y me esforzaba en consolar a quién había
herido o dañado.
Un buen día un psicólogo apareció en mi camino. Me vio dando mis
acostumbradas excusas tras una explosión de ira de las buenas. Me paró y me
entregó un papel liso, y entonces me dijo con autoridad y aserción:
-"¡estrújalo!"-
Sin salir aún de mí asombro pero sintiendo una
profunda simpatía por la afabilidad de su rostro, obedecí e hice una bola con
el papel que me había entregado.
Luego, me dijo: -"Ahora, intenta dejar este
papel como yo te lo di, liso e impoluto..."-
Como ya supondréis, no pude dejarlo como estaba. Por
más que lo intenté, el papel ya estaba estropeado y lleno de arrugas.
Entonces él me dijo:
"El corazón de cada persona es como ese papel.
La impresión que dejas en ese corazón que lastimaste, será tan difícil de
borrar como las arrugas de este papel.
Aunque intentar enmendar el error es tan lícito
como lo es el pedir perdón, ese corazón ya queda, de alguna forma,
"marcado".
Por impulso e inconsciencia, no nos controlamos y
sin pensar arrojamos de forma visceral, como víbora expulsando su veneno,
palabras llenas de odio y rencor. Luego, cuando pensamos sobre ello y a nuestra
alma acude el recuerdo de nuestro acto, nos arrepentimos sobremanera.
Pero no podemos dar marcha atrás, no podemos
desandar lo andado, borrar lo que ya quedó grabado. Y lo más triste de todo, es
que inconscientemente vamos dejando "arrugas" en muchos corazones a
los que sólo deberíamos Amar.
Así que, desde hoy, cuando sientas deseos de
estallar recuerda en forma de imagen y con un sentimiento de Amor al pobre
"papel arrugado".
"Somos esclavos de nuestras palabras y dueños
de nuestros silencios".
DESCONOCIDO
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